Descubrimos la quiropráctica después de llegar a un punto en el cual habíamos asumido que debíamos convivir con el dolor. Lo único que podíamos hacer al respecto era disminuirlo a base de calmantes.
Solo podemos decir que hay un antes y un después de hacer el tratamiento y el después se llama ‘calidad de vida’. Nuestra hija Chloe comenzó a tratarse el segundo día después de nacer y sabemos con todo convencimiento, que gracias a los cuidados de su «hada madrina» Angela, su crecimiento en las mejores condiciones está garantizado.
Solo podemos decir muchas gracias por todo. Para nosotros sois nuestros amigos.