Para mí es una gran satisfacción poder contar cómo empecé viniendo a la consulta.
Los beneficios que me ha dado sobre mi salud, han sido magníficos y permiten que a mis 76 años aún me mantenga en activo.
La verdad es que no me acuerdo cuantos años hace, que mi esposa, mi hijo y mi nuera venían a su consulta. Yo me iba quejando de dolores cervicales, y de vez en cuando lumbares. Ellos me decían que pidiese hora, que me lo solucionaría.
Pero por una cosa y otra, tardé dos años. A veces, los seres humanos nos enrocamos en algo sin ningún motivo.
Me contaban que usted corregía las cervicales y lumbares, y que al hacer crac quedaba resuelto el problema.
Usted ya sabe que por mi profesión viajo por todo el mundo. En aquel entonces, tuve algunos viajes a Irkoutsk, cerca del lago Baikal en Siberia.
Al decirme mi familia que cuando se sentía crac en los huesos quedaba el problema resuelto, me acordaba de una encargada de planta de un hotel que hay allí, estas que pasan toda la noche en una mesita del hotel para que todo el mundo se mantenga en orden, en el tiempo que le hablo, esto era muy normal en Rusia.
En fin, como decía antes, fue pasando el tiempo y temía que quizá en un crac de estos me dejase torcido con difícil recuperación, hasta que mi familia me convenció de que sufría porque quería.
Pedí hora y vine, ah! Pero a la llegada ocurrió lo siguiente: dejé el coche en el garaje, subí al ascensor con otra señora con un niño, que también venía del garaje. Me acuerdo perfectamente que cuando llegamos a la planta 0, subió usted y en los 10 segundos que tarda de ir de la planta 0 a la planta 1, pensé: “ esta señora sabe estar”. En la planta 1, bajamos todos, y yo, como no sabía dónde iba, di un poco de vuelta por el pasillo y al llegar a su puerta, vi que usted entraba muy decidida .
Pensé que era una paciente, pero pensé: si la doctora no había roto por la mitad a esta paciente, yo que hago el doble de volumen, tengo la vida asegurada.
Durante el tiempo de espera, vi que las señoritas auxiliares se movían como verdaderas gacelas, preparando informes, abriendo y cerrando puertas…
Mi gran sorpresa fue que cuando usted me recibió y dijo: “ soy la Doctora Angela Olaru” y pensé : “ Toma! La del ascensor” y aquí empezó la curación de mis cervicales y lumbares, _x000D_
Cosa que le agradezco muchísimo, porque me permite no dejar de hacer nada de mi vida normal.
Doctora, Muchas Gracias.